En las cartas que a menudo me envían, me colman de elogios llamándome la mejor madre. Me hace sentir culpable y un poco avergonzada, como si me dieran mucho más crédito del que merezco. Estoy muy agradecida de que, a pesar de mi naturaleza reservada, mi severidad y mi tendencia a ser algo distante al expresar mi amor, ambas hayan florecido como hijas tan amorosas, amables, consideradas y con hermosas sonrisas. Creo que todo es gracias a la guía y el cuidado de Dios. Cuando mis hijas gemelas se casaron el mismo día, al principio las extrañé muchísimo. Pero ahora me he adaptado completamente. Su padre y yo estamos bien, así que no se preocupen por nosotros. Yu-ha y Su-ha, ser su madre ha sido mi mayor alegría. Oro para que las bendiciones de Dios Elohim estén siempre con ustedes y les envío mi infinito amor y apoyo.Yu-ha y Su-ha, mamá las ama mucho.