A menudo me siento apenado, sabiendo lo difíciles que han sido las cosas para ti en nuestro humilde hogar desde que nos casamos. Has trabajado incansablemente para mantener todo en marcha, sin quejarte ni una sola vez. Un día, en el cielo, espero darte la abundancia que no disfrutaste aquí en la tierra. Sigamos recorriendo el camino al cielo, siempre juntos. Estaré aquí para ayudarte, así que mantente fuerte, mi amor.