
El profesor Adam D. Galinsky de la Universidad Northwestern de Estados Unidos dividió en dos grupos a los participantes de un experimento. Al grupo A se le pidió recordar experiencias en las cuales habían dado órdenes a otros, y al grupo B se le pidió recordar momentos en que habían recibido órdenes. Luego, los participantes fueron instruidos a escribir la letra E en sus frentes. Los resultados mostraron al 88 % del grupo B dibujando la letra de una manera claramente visible desde la perspectiva de otra persona, mientras que solo el 67 % del grupo A hizo lo mismo.
En un experimento similar, se pidió una vez más a los dos grupos recordar estas experiencias mientras los investigadores observaban sus neuronas espejo, estrechamente asociadas con la empatía. Los hallazgos revelaron las neuronas espejo del grupo B altamente activas, y las del grupo A apenas activadas.
Estos resultados demuestran la tendencia de las personas a volverse más egocéntricas cuando alcanzan el poder. El autor Henry Adams dijo una vez: “El efecto del poder y la publicidad en todos los hombres es el agravamiento de sí mismo, una especie de tumor que termina matando las simpatías de la víctima”. Apoyando esta idea, la investigación también muestra que cuando aumenta el estatus de las personas, los cambios en las hormonas y los neurotransmisores conducen a una disminución de la empatía.
Mientras navegamos a través de varios grupos y comunidades en la vida, a veces podemos encontrarnos en posiciones de autoridad. Si no somos conscientes de estas tendencias psicológicas, es fácil volverse desconsiderado o incluso grosero sin darnos cuenta. Por tal razón, es importante refl exionar sobre cómo tratamos a los más débiles; a veces, incluso una sola palabra o una pequeña acción pueden marcar la diferencia.
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