
El hierro, utilizado en herramientas agrícolas, equipos industriales y armas, debe ser excepcionalmente resistente para cumplir su función. Para lograrlo, se calienta en un fuego abrasador hasta alcanzar el rojo vivo, se martillea repetidamente y luego se sumerge en agua para enfriarlo rápidamente. Este proceso elimina las impurezas, remodela su estructura interna y aumenta considerablemente su resistencia. La técnica se denomina templado. Cuanto más se repite, más resistente se vuelve el hierro. Se dice que la legendaria Espada de Siete Brazos, forjada en el antiguo reino de Baekje, se sometió a este proceso cien veces. La técnica del templado es la transformación esencial que convierte el metal bruto en una herramienta de poder y valor.
A menudo se argumenta la necesidad de soportar dificultades para madurar. Cuando en la vida nos sentimos como si nos arrojaran al fuego, nos golpearan con un martillo y nos sumergieran en agua helada, tal vez podamos optar por ver estas pruebas no como obstáculos, sino como el temple a través del cual nos formamos, perfeccionando nuestro carácter y haciéndonos más fuertes, más fi rmes y preparados para afrontar el futuro.
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