
—Mamá, ¿puede una barriga llegar a ser muy, muy grande?
—Sí, es posible —respondí.
—Entonces... ¿puede explotar?
—Pues... supongo que podría —dije un poco insegura.
De repente, rompió en llanto.
Cuando le pregunté qué le pasaba, sollozó.
—Mamá, su barriga no puede agrandarse y estallar, ¿de acuerdo?
¡Tiene que prometerlo!
Supongo que debería estar agradecida.
No todas las mamás tienen quien se preocupe
por ellas con tanta sinceridad,
¿no es verdad?